Ángela entre Rosas y Espinas
Con alambre de púa Luz Ángela Monroy dibujó el contorno de la Mujer colombiana y la sembró entre un jardín de rosas. Click sobre la foto para ver el video.
¿Cómo poner distancia entre la juventud y el sub mundo delincuencial y narcotraficante en que el “matón embambado” pasea y danza “sus” hembras como un botín, al tiempo que las desprecia y violenta a su antojo?
La degradación de la mujer no es una problemática exclusiva del Reegeton y el Rap, tampoco se puede decir que es un fenómeno generacional, basta una simple mirada a las letras de canciones del repertorio popular de padres y abuelos para descubrir “perlas” de machismo y cosificación de la mujer en géneros tropicales, andinos, costeños y llaneros donde en algunas canciones a la mujer se le equipara con una potranca que se compra, se amansa y luego se encierra en un corral. Como perla del universo de temas solo cito la muy escuchada y celebrada canción “Dame tu mujer José”.
Este reportaje audiovisual busca en ese sentido prolongar en el tiempo y en el espacio de las redes sociales (portalchia.wix.com/prensa, youtube.com, Facebook) el mensaje de Luz Ángela, al colgar el registro audiovisual de su exposición, mostrar las reacciones de las personas de diferentes edades al contemplar la instalación, las esculturas y diferentes vivencias de la artista y de esta forma dejar un testimonio a manera de aporte patrimonial a la memoria nacional posibilitando su acceso fácil y oportuno mediante el Móvil o el computador en la escuela, en el colegio, en el barrio y en el hogar.
En su más reciente instalación en la biblioteca Hoqabiga del municipio de Chía abierta en noviembre y denominada “Entre Rosas y Espinas”, la escultora de Chía, Luz Ángela Castro Monroy, hizo un llamado urgente sobre la doble condición de la mujer colombiana que mientras es agasajada con flores, regalos e invitaciones, en celebraciones como el día de la madre, el día de la mujer, el día del amor y amistad o en los imaginarios populares como “la reina de la casa”; en verdad sufre un denigrante proceso de cosificación donde es valorada por su cuerpo, al servicio del deseo sexual ilimitado de un nuevo estereotipo de hombre: el macho barriocéntrico, insaciable sexualmente, cuya heterosexualidad está centrada en el machismo, la lógica gangsteril, la homofobia y la cosificación de la mujer.
No se puede caer en la tentación de reducir la problemática del machismo a un fenómeno musical y generacional (reegueton, rap) ultradimensionado por los medios masivos de comunicación pues hace parte de un complejo entramado histórico cultural sobre la desigualdad, el patriarcalismo y la violencia contra la mujer. Hay que multiplicar esfuerzos cuando se trata de romper la degradación de la vida. En este sentido, Luz Ángela Castro pone el dedo en la llaga al contraponer a la denigración formas poéticas y visiones de resistencia de la mujer. Luz Ángela desnuda las vivencias de la mujer mediante siluetas que retratan difíciles vivencias cotidianas que van desde la intimidad de la alcoba hasta su lugar de trabajo. Elaboradas en varilla y soldadas con rosas de hojalata pero cercadas por alambre de púa que aprisionan y desgarran el espíritu como al cuerpo femenino. Con la varilla, la soldadura, la hojalata y alambre de púa forma un alfabeto con el que construye semblanzas femeninas que invitan a detener la apología a la violencia celebrada en algunos medios y expresiones artísticas tanto como la música y la danza y la vida diaria.
